Energía hidráulica, un recurso muy preciado
Actualmente, en el mundo contamos 2.100 millones de personas que no tienen acceso a un agua potable, por ello desde la ONU se promueve la celebración de este día para concienciar de la importancia de cuidar un bien tan preciado como es el agua.
La respuesta está en la naturaleza, ha sido el lema escogido para esta ocasión con el fin de poner de manifiesto que la solución a todos los problemas derivados del agua está en cuidar el entorno.
Lluvias torrenciales, sequías, inundaciones… Todas estas adversidades climáticas, en su mayoría, vienen determinadas por el cambio climático que está sufriendo el planeta por ello la única alternativa es abogar por la sostenibilidad y mantenimiento de la Tierra, sólo así podremos proteger los recursos hídricos existentes y aprovechar al máximo todos los beneficios que del agua provienen.
Uno de los aprovechamientos al que nos referimos es a la energía hidráulica que supone la obtención de electricidad a partir de las corrientes de agua.
Qué es y cómo se obtiene la energía hidráulica
Pero, ¿en qué consiste la energía hidráulica? Como decíamos antes la energía hidráulica aprovecha los saltos y corrientes del agua para generar energía.
Básicamente a partir de energía hidráulica lo que obtenemos es sólo electricidad. No es como en el caso de la energía solar que además de aprovecharse para generar corriente eléctrica también se utiliza para producir calor.
Para generar energía a partir del recurso hídrico se instalan centrales hidroeléctricas en lugares donde existen precipitaciones abundantes y desniveles en la tierra favorables para construir presas.
El agua que se utiliza en la energía hidráulica normalmente proviene de los ríos, de las lluvias y también del deshielo. Para que se produzca energía lo que se hace es aprovechar la fuerza de caída del agua y al pasar por una turbina hidráulica se transmite esa energía generada en la caída a un alternador que la convierte en energía eléctrica.
Existen otros métodos de obtención de energía a partir de la fuente hidráulica pero todas se centran en la misma idea: que el agua pase de un lado a otro donde exista un gran desnivel y en ese salto aprovechar la energía potencial y cinética que se produce para convertirla en energía útil.
Producción de energía hidráulica en España
En cuanto a la energía hidráulica en España, su producción se concentra mayormente en la zona de Galicia y Aragón. En el último año, debido a la sequía que somete al país la producción de energía a partir del agua se ha visto afectada. Desde el IDAE, contemplan que para 2020 el coste medio de la producción de esta energía prácticamente será igual, con pocas variaciones por lo que su uso no se prevé que se extienda de cara al futuro.
También hay que tener en cuenta el impacto medioambiental que supone la construcción de presas. Aunque se trate de un recurso renovable y limpio, la generación de energía puede suponer un inconveniente al tener que modificar el terreno para la construcción de centrales hidroeléctricas.
El recurso hídrico es uno de los más grandes con los que cuenta el país, pues además de la energía hidráulica ha surgido otro tipo de fuente renovable que aprovecha las mareas, las olas y las corrientes marítimas como es la energía mareomotriz.
Como vemos, tanto agua dulce como agua salada son recursos óptimos para la producción de energía.
En definitiva, está en nuestras manos velar por un recurso tan valioso como es el agua. En consecuencia, desde la ONU dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se establece uno referente expresamente al agua.
Como buena noticia, resaltaremos, que, según los amigos de Papernest en su última infografía sobre los ODS en España, nuestro país se encuentra entre los 10 países europeos que mejor garantizan la disponibilidad y la gestión del agua y el saneamiento.
Concretamente nos referimos al 6º objetivo —garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos—, el cual ha sido propuesto en vistas del reparto desigual del agua en el mundo puesto que para el año 2050 se espera que al menos un 25% de la humanidad viva en un país donde el agua dulce sea un bien escaso.