El Impuesto al Sol y el autoconsumo
¿En qué consiste el autoconsumo?
El autoconsumo energético consiste en la producción de energía por y para el consumo de un particular gracias a fuentes renovables. Esta producción de energía se lleva a cabo gracias a determinados dispositivos instalados en la misma vivienda del consumidor. Y es que, en la mayoría de los casos, la energía producida a tan pequeña escala solo es suficiente para abastecer el consumo diario de hogares unifamiliares o, como mucho, pequeñas comunidades de vecinos.
Tipos de autoconsumo
El autoconsumo eléctrico puede ser de dos tipos:
Autoconsumo conectado a la red
En este caso, aunque consumamos energía proveniente de una instalación particular, nuestro hogar sigue conectado a la red eléctrica. De este modo podemos seguir disponiendo de electricidad en cualquier caso.
Autoconsumo aislado de la red
Esta opción supone la independencia energética completa de nuestro hogar. Deberemos ser capaces de autoabastecernos sin la ayuda de terceros.
Fuentes de energía renovable que podemos aprovechar a escala doméstica
Hay diferentes modos de aprovechar cada tipo de energía renovable pero, sin duda alguna, la fuente más extendida en el territorio español es la solar —contamos con uno de los índices de radiación más altos de Europa—. Para su aprovechamiento, es necesario instalar entre 6 y 10 paneles solares fotovoltaicos en los espacios «muertos» de las viviendas, es decir, las azoteas.
De este modo, los paneles reúnen la luz solar y la transforman en energía eléctrica. Pero esta no es la única opción: con un sistema solar pasivo podemos proveer nuestro hogar de calor. De este modo, aunque no produzcamos electricidad, podemos ahorrar significativamente en nuestra factura.
El coste inicial para instalar las placas solares es bastante alto, pero con el paso del tiempo, la amortización y el ahorro económico se hacen notables.
También contamos con la posibilidad de aprovechar la energía cinética del viento gracias a turbinas eólicas. Tranquilos, no nos referimos a esas hélices mastodónticas; existen versiones «mini» de turbinas de viento, de un tamaño mucho más reducido, idóneo para las terrazas o las azoteas.
Aun así, la luz solar y el viento son fuerzas volubles e inestables. Por ello, resulta prácticamente indispensable instalar baterías de almacenamiento de energía en conjunto con las placas fotovoltaicas y/o las mini-turbinas para disponer de corriente en todo momento.
¿A qué nos referimos con el impuesto al sol?
Con el «impuesto al sol» nos referimos a los peajes de respaldo que la Administración aplica a los usuarios de instalaciones de autoconsumo a cambio de seguir conectados a la red eléctrica. Además, dichos productores deben comprometerse a volcar de forma gratuita en la red eléctrica toda la energía producida de más.
Este peaje grava dos conceptos:
- La potencia: si generamos más de 10 kW o contamos con baterías de almacenamiento.
- La energía producida y autoconsumida.
No obstante, aunque parezca imposible huir del «impuesto al sol», contamos con una serie de casos exentos de pagar este peaje:
- Instalaciones que produzcan menos de 10 kW.
- Instalaciones en Canarias, Ceuta y Melilla.
- Instalaciones de cogeneración —producción de electricidad gracias a la suma de fuentes fósiles y renovables—.
También cabe destacar que las instalaciones en Mallorca y Menorca tendrán un cargo menor.
¿Cuál es la situación de España?
A pesar de contar con unas condiciones climáticas idóneas, España se encuentra a la cola del autoconsumo en comparación con otros países de nuestro entorno como Francia o Alemania. Esta débil apuesta por las energías limpias se debe en gran medida a las trabas impuestas por la Administración y al nombrado anteriormente «impuesto al sol».
En conclusión, el autoconsumo de energías renovables resulta una opción totalmente viable para el abastecimiento doméstico de electricidad. No obstante, aún tenemos mucho trabajo por delante; el avance hacia un sistema sostenible y limpio necesita el apoyo tanto de los ciudadanos como de la Administración.