Biogás, el combustible renovable

De la continua investigación para buscar sustitutos sostenibles a las energías convencionales surge esta nueva forma de generación de energía a partir de elementos residuales.
25 jul 2018
Biogás, el combustible renovable
De cara al futuro, debemos continuar con la búsqueda de fuentes de energía limpias y sostenibles que garanticen nuestra supervivencia, sin depender de combustibles fósiles o energías que produzcan desechos tóxicos. Un ejemplo de este tipo de fuente es el biogás.

¿Qué es el biogás?

El biogás, también llamado biometano o «gas de los pantanos», es un gas combustible que se produce cuando los residuos orgánicos comienzan a descomponerse naturalmente o mediante dispositivos específicos, siempre de forma anaeróbica, a causa de microorganismos. Mediante un tratamiento concreto, los desechos orgánicos pueden utilizarse para combustible, parecido al gas natural.

El resultado del biogás es una mezcla formada en un 50-70% por metano mientras que el resto está constituido por dióxido de carbono y pequeñas trazas de otros gases como oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, etc.

Es un combustible renovable, generado con nuestros desechos; es respetuoso con el medio ambiente, ya que no ha estado almacenado en el subsuelo ni hemos explotado los recursos naturales directamente; y es un combustible polivalente que se puede usar para generar energía eléctrica —gracias a turbinas—, como combustible para transporte, calefacción, etc.

¿Cuáles son las etapas de producción del biogás?

Hidrólisis

Se inicia el proceso de descomposición anaeróbico de los compuestos orgánicos mediante microorganismos hidrolíticos, que serán los encargados de convertir la materia orgánica en un compuesto soluble. Esta fase puede verse determinada por la temperatura o, incluso, el pH.

Acidogénesis

Las moléculas orgánicas solubles se transforman en su mayoría en compuestos que puedan ser aprovechados por las bacterias —como hidrógeno y láctico— y ciertos que no —por ejemplo, ácidos grasos y compuestos aromáticos—. Además, eliminan cualquier rastro de oxígeno en el proceso.

Acetogénesis

Se aprovechan los compuestos que no pueden ser metabolizados por las bacterias y los transforman en sustancias más simples como acetato o hidrógeno.

Metanogénesis

Las bacterias metanogénicas actúan sobre las etapas anteriores y completan el proceso de descomposición para generar metano.

Pero ¿dónde podemos producir biogás?

Hay diversas formas de generar este combustible gaseoso; por un lado podemos encontrar plantas en las que se produce a mayor escala, y por otro, un método más familiar y de bajo coste.

Planta de biogás

En una explotación ganadera, la planta de biogás es la instalación donde se mezclan las aguas residuales, los desechos de vegetales, los animales muertos, los excrementos y la orina, y se origina el proceso anteriormente explicado. Cabe destacar que, además de biogás, se produce una biomasa que resulta ser un excelente fertilizante para las cosechas. Con la instauración de una planta de biogás en una explotación ganadera podemos alcanzar una serie de ventajas tales como:

  • Crecimiento del negocio.
  • Diversificación de los ingresos.
  • Mejora medioambiental.
  • Explotación sostenible.
  • Mejor adaptación al protocolo de Kyoto.
  • Mejora de la visión social del propietario de la explotación ganadera.
  • Producción de energía renovable.
  • Ejercicio del bien común para el ser humano.

Biodigestor familiar

Los biodigestores familiares de bajo coste son muy típicos en países del sureste asiático y algunos de Sudamérica —como Argentina, Colombia, Brasil y Cuba—. Estos modelos de menor escala están construidos a partir de polietileno; constructos baratos y fáciles de instalar y mantener.

Los biodigestores familiares resultan especialmente útiles en algunas regiones de Bolivia, donde escasea la leña. Las familias de agricultores suelen poseer una pequeña cantidad de ganado; gracias a estos ingenios, pueden reciclar el estiércol como combustible y fertilizante ecológico. De este modo, además, se reduce drásticamente el riesgo de contraer enfermedades por la acumulación de estiércol o, incluso, por la inhalación de humo al cocinar con leña como combustible —la combustión de biogás no genera apenas humo y cenizas en comparación con la madera o el excremento seco—.

En conclusión, el uso del biogás como combustible supone una oportunidad perfecta para reciclar los desechos en forma de una fuente de energía renovable, especialmente útil para zonas rurales alejadas de las principales redes de distribución energética, habitadas por familias de agricultores con escasez de medios de combustión —una solución para el bolsillo y el medioambiente—.