¿Qué es la reforestación y por qué es tan importante?
La importancia de la reforestación reside en la producción de oxígeno necesario para la vida. Tanto es así, que a las grandes extensiones de bosques tropicales o selvas amazónicas se les denomina coloquialmente como ‘los pulmones de la Tierra’ por la gran cantidad de oxígeno que son capaces de generar.
Causas de la deforestación
Entendemos por deforestación como el proceso por el cual un terreno queda desprovisto de plantas y árboles por causas naturales o por la acción del hombre.
Hemos dicho que puede darse por razones naturales sin embargo, el ritmo de deforestación por la interacción de las personas es mucho más acelerado que el proceso de pérdida de vegetación donde no intervienen factores artificiales.
Por ejemplo, un incendio provocado por la caída accidental de un rayo sobre un árbol así como periodos de sequía o inundaciones se entienden como causas naturales de la deforestación.
Del mismo modo, la sobrepoblación de animales en un territorio boscoso o la llegada de distintas plagas también son agentes naturales.
Dentro de las causas derivadas de la acción humana encontramos la utilización de los suelos para la producción de materia prima así como la obtención de distintos recursos, que de manera abusiva pueden ser perjudiciales para el entorno llegando a deforestar grandes extensiones de terreno con todas las consecuencias que ello supone —pérdida de biodiversidad, suelos desérticos o cambio de las condiciones climá por ejemplo—.
Así, la construcción de centros urbanos, la industria maderera o los incendios provocados también son factores derivados de la actividad humana y por tanto causas artificiales de la deforestación.
Beneficios de la reforestación
Ya sabes que los árboles liberan oxígeno a través del proceso de fotosíntesis en el absorben el dióxido de carbono que se encuentra en la atmósfera. Así, el principal beneficio de la reforestación es el de la producción de oxígeno necesario para los seres vivos que habitamos en el planeta.
Las grandes extensiones de árboles, además de producir oxígeno, tienen la capacidad de captar las distintas partículas contaminantes y perjudiciales para nuestra salud que se encuentran en la atmósfera como pueden ser el polvo, el humo o las cenizas.
Un terreno reforestado ayuda a la preservación del agua ya que los árboles la retienen evitando la erosión y posterior sedimentación de los ríos. Del mismo modo, las reservas de agua subterráneas que se generan procedentes de la lluvia cuando hay vegetación ayudan a evitar inundaciones y sequías.
Agua y vegetación son los principales protagonistas que permiten el desarrollo de la vida por lo que protegerlos son garante de nuestra supervivencia.
Además de purificar el aire, la reforestación también puede ayudar a regular la temperatura sobre todo en los centros urbanos donde se generan las denominadas ‘islas de calor’—retención de calor por materiales de construcción como el hormigón—.
Tipos de reforestación
A la hora de establecer un plan de reforestación hay que tener en cuenta varios aspectos. Es necesario estudiar a fondo el lugar a repoblar y sobre todo el tipo de especies que se van a plantar. Así, lo más recomendable es introducir las variedades autóctonas.
Los elementos a tener en cuenta dependerá también del tipo de reforestación que se lleve a cabo:
- Reforestación rural: desarrollada en el medio rural con distintos fines como por ejemplo la protección de especies originarias, fertilización del suelo, para explotación agraria o repoblación después de desastres naturales.
- Reforestación urbana: tiene lugar en los núcleos urbanos para mejorar la calidad del aire, establecer zonas verdes o simplemente por embellecer el entorno.
Un ejemplo de buenas prácticas en Noruega donde se han puesto limitaciones a la tala indiscriminada de árboles. Para ello, han decidido prescindir de aquellos productos derivados de la deforestación.
En definitiva, la reforestación es la repoblación de entornos naturales que han quedado desprovistos a partir de vegetación; la vegetación oxígeno y el oxígeno vida. Por tanto, necesitamos árboles para poder vivir.