Efectos del cambio climático que ya estás percibiendo

¿Quieres conocer de qué formas te está afectando hoy en día el cambio climático? Descubre con nosotros sus amenazas más actuales.
20 feb 2019
Efectos del cambio climático que ya estás percibiendo
La explotación y el uso de combustibles fósiles, las consecuentes emisiones de enormes cantidades de gases de efecto invernadero —como el CO2— y su acumulación en la atmósfera, está conduciendo nuestro planeta hacia un futuro incierto, un viaje que inicia con un desajuste no tan paulatino de la temperatura de la Tierra, aquello que conocemos más popularmente como cambio climático.

En los medios de comunicación siempre se habla del cambio climático y de la necesidad de frenar o paliar sus futuras amenazas con un cambio en nuestros hábitos de consumo y en las fuentes de energía que alimentan nuestra sociedad. Sin embargo, esas consecuencias que siempre aparecen enmarcadas «dentro de X años» están mucho más cerca de lo que creemos. Nuestro planeta ya nos está avisando de muchas maneras de que el cambio climático es cosa del ahora y que sus efectos son algo de extrema importancia.

El aumento del nivel del mar

La radiación solar queda atrapada en la atmósfera de la Tierra y esto hace que el planeta se sobrecaliente. De este modo, no es de extrañar que el hielo del Ártico, la Antártida y Groenlandia se encuentre en peligro, y es que desde mediados del siglo pasado, el grosor de estas enormes masas de hielo se ha visto reducido hasta la mitad aproximadamente.

Pero ¿qué ocurre si se derriten estos casquetes polares? En este caso, es imposible que notes las consecuencias a día de hoy; sin embargo, si continuamos a este ritmo, para 2100 el nivel del mar habrá crecido casi 20 metros y, con él, habrán desaparecido multitud de ciudades costeras.

Golpes de calor e incendios

Pero el aumento de la temperatura que ya hemos nombrado no solo es capaz de derretir el hielo de las principales masas heladas del planeta Tierra. Al impedir los gases de efecto invernadero que el planeta se libre de parte de la radiación de nuestra estrella, se producen más y más severas olas de calor. Estas olas de calor son, a su vez, la semilla perfecta para que se inicien o para que empeoren en gran medida incendios forestales que pueden llegar a consumir hectáreas.

El riesgo empeora aún más si tenemos en cuenta la descuidada mano del ser humano, que abandona grandes cantidades de residuos de vidrio en los bosques, cristales que pueden actuar como lupa para los rayos solares.

En ese momento entramos en un círculo vicioso pues, si perdemos bosques, perdemos superficies verdes capaces de absorber gases de efecto invernadero.

Pero las temporadas de calor extremo no son solo peligrosas para la naturaleza, las personas también sufrimos sus arduos efectos. Con la llegada del verano, los medios de comunicación se llenan de avisos frente a las olas de calor —cada vez más ferales— y los riesgos para la salud. Imagina, entonces, si la temperatura media del planeta sigue aumentando.

La tormenta perfecta

Otra de las consecuencias del cambio climático que ya sufrimos temporada tras temporada son las tormentas y los huracanes, fenómenos meteorológicos que muestran una violencia cada vez mayor, transformándose en desastres naturales que dejan a su paso miles de víctimas y destrucción.

El aumento en su número y fuerza viene alimentado por el mayor calentamiento del mar, propiciado a su vez por el aumento de la temperatura de la Tierra.

Las sequías

Pero, a pesar de todas las tormentas, los huracanes y la lluvia, el aumento de la temperatura de nuestro planeta está disminuyendo de forma considerable los niveles de agua dulce, aquellos responsables de permitir que nuestras tierras sean capaces de dar vida a nuevos cultivos. De esta forma, aunque suene apocalíptico, al disminuir las cosechas, el hambre se está extendiendo lentamente por la Tierra.

Como ves, los efectos del cambio climático ya son una realidad y se manifiestan entre nosotros con una intensidad cada vez mayor, más cruel. Sin embargo, aún estamos a tiempo para frenar y paliar dichas consecuencias. Como sociedad, tenemos que comprometernos a adoptar lo antes posible una serie de cambios en nuestros hábitos de desarrollo, producción y consumo, adoptando la energía renovable y limpia y un modelo económico sostenible.