Instalación trifásica, baja la potencia y ahorra desde ya

¿Realmente se puede ahorrar luz y dinero con una instalación trifásica? Descúbrelo con nosotros.
19 nov 2018
Instalación trifásica, baja la potencia y ahorra desde ya
Para disfrutar del suministro de electricidad, tu hogar o negocio cuenta con una instalación que puede ser monofásica o trifásica. ¿Qué diferencia a estas dos modalidades? ¿Cuál es más adecuada para el ahorro? Por defecto, la respuesta a esta última pregunta siempre había sido la instalación monofásica, pero la llegada del contador inteligente ha cambiado el paradigma.

¿En qué consiste la instalación trifásica?

La instalación trifásica es aquella que está formada por tres fases y tres corrientes alternas distintas que dividen y reparten la potencia contratada entre tres zonas distintas del punto suministrado. La tensión normalizada en este tipo de instalaciones se suele encontrar entre los 380 o 400 voltios, y la potencia mínima para contratarla debe encontrarse por encima de los 13,86 kW.

Es muy común encontrar una instalación trifásica en edificios comerciales o industriales y en algunas viviendas antiguas.

¿Cómo sé que tengo una instalación trifásica en mi hogar o edificio? Si aún no dispones de un contador inteligente, lo único que debes hacer es observar tu ICP —o interruptor de control de potencia—. Si dispone de un interruptor triple, se trata de una instalación trifásica. Su misión es precisamente limitar el consumo de la potencia para no superar la cantidad que tenemos contratada. Si la superamos, saltarán los plomos y sufriremos un corte en el suministro.

Del mismo modo, si cuentas con una instalación trifásica, tus electrodomésticos también deben ser trifásicos. ¿Qué supone esto? La diferencia con los aparatos monofásicos reside en el motor. Los electrodomésticos trifásicos —más propios de un contexto industrial que doméstico— cuentan con una potencia de 380 V.

¿Instalación trifásica o monofásica?

A diferencia de las instalaciones trifásicas, las monofásicas poseen una única fase y corriente alterna. Sus tensiones normalizadas pueden establecerse en 220 o 230 V. Al ser monofásicas, la corriente se suministra gracias a un solo cable y el voltaje no varía.

La potencia de los electrodomésticos monofásicos es de 220 V y, a priori, consumen menos energía y permiten un mayor ahorro en la factura de la luz.

La revolución de los contadores inteligentes

Hasta hace un tiempo, las instalaciones trifásicas hacían casi imposible la labor de ahorrar en el suministro eléctrico. No importaba que para los hábitos de consumo de un núcleo familiar bastase una potencia de unos 4 o 5 kW, eran necesarios más de 10 para que el contador tradicional no saltase y así no sufrir cortes de luz. Y al contratar más de 10 kW, ya no podías acceder a tarifas y prestaciones del mercado regulado como el PVPC y el bono social.

Los consumidores cuyos hogares contaban con este tipo de instalación solo tenían dos opciones: mantener la alta potencia característica de la instalación trifásica o cambiarla por una monofásica —con el consiguiente gasto económico de la reforma—.

Sin embargo, gracias a los contadores inteligentes con telegestión es posible ahorrar con la instalación trifásica sin tener que pasarnos a la monofásica y abonar todos los costes asociados. Estos nuevos contadores limitan la potencia consumida de forma mucho más eficaz; de ese modo, podemos reducir la potencia contratada en nuestra instalación trifásica sin sufrir cortes y, de ese modo, ahorrar en nuestra factura energética.

Como has podido comprobar, para ajustar la potencia contratada a nuestro consumo real y ahorrar en la factura de la luz ya no es necesario reconvertir nuestra instalación trifásica en una monofásica. Gracias a los nuevos contadores inteligentes, este tipo de instalaciones ha dejado de ser incompatible con el ahorro energético y económico.