Qué tener en cuenta a la hora de elegir una bombilla LED
Número de LEDs
Light emitting diode, o diodo emisor de luz —LED— es una tecnología que utiliza un material semiconductor como fuente lumínica. No obstante, la luz que es capaz de emitir un solo diodo es bastante débil, por tanto, las lámparas LED están constituidas por agrupaciones de LEDs —desde 3 hasta series de 20—.
Aún así, la cantidad no es lo único que importa; la calidad del material activo también juega un papel muy importante. Por ejemplo, una bombilla con pocos LEDs pero un material activo de una densidad alta iluminará y durará mucho más que una bombilla de muchos LEDs compuestos por un material activo de densidad baja. Por ello es recomendable comprar bombillas LED de fabricantes conocidos: serán más caras, pero de este modo te aseguras la alta densidad del material.
Potencia en lúmenes
La luz generada se mide en lúmenes. Teniendo esto en mente, cabe destacar que las bombillas LED son capaces de generar una gran cantidad de luz a cambio de pocos vatios. Esto conlleva un enorme ahorro energético en comparación con las demás bombillas. Por poner un ejemplo, una bombilla LED de 8 W reemplazaría a una lámpara halógena de 50 W.
Ángulo de apertura de la luz
Dependiendo de lo que queramos iluminar, tendremos que buscar bombillas LED con un ángulo menor —si queremos concentrar la luz en forma de foco para iluminar una zona más concreta— o un ángulo mucho más abierto —si nuestro objetivo es dotar de luz de forma más difusa un espacio mayor, como una habitación—.
Temperatura de color y uso particular
Este parámetro hace referencia a la tonalidad que puede adoptar la luz y se mide gracias a los grados Kelvin. Las bombillas LED también tienen distintos tipos de temperatura. Nosotros, como consumidores, podemos elegir entre tres tipos diferentes dependiendo del fin de la bombilla o, simplemente, de nuestros gustos personales.
Por un lado tenemos la luz cálida—por debajo de los 3000 K—, de tono amarillento, más suave y cálida. Por estas características, se suele utilizar en dormitorios, salones y todos aquellos espacios en los que relajarnos y sentirnos más cómodos.
La luz neutra o pura —entre los 3000 y los 5000 K— tiene una intensidad media y se suele utilizar en ambientes que continúan siendo íntimos pero donde se realizan actividades más laboriosas, como la cocina o el baño.
Por último, la luz fría —por encima de los 5000 hasta los 6500 K—, mucho más blanca blanca que las anteriores. Nos despierta y nos mantiene activos; por esta razón las bombillas LED con esta temperatura se suelen utilizar en despachos, oficinas y salas de estudio.
En conclusión, las bombillas LED son capaces de iluminar con mayor calidad y durante más tiempo a cambio de un gasto energético muy reducido. Además, contamos con opciones para todos los usos. No obstante, tenemos que ser precavidos y estar dispuestos a invertir la justa cantidad de dinero: no solo son más caras que los demás tipos de bombillas, comprar bombillas LED más baratas pero de un material activo poco denso puede suponer a la larga un gasto mayor.