El desarrollo sostenible y los edificios del futuro

Casas respetuosas con el medioambiente, con un consumo de energía casi nulo y sin renunciar a ninguna comodidad. Es así como se visualizan los inmuebles en poco tiempo.
13 jul 2018
El desarrollo sostenible y los edificios del futuro
El desarrollo sostenible consiste en el avance de la sociedad y de la economía de forma que la vida en el planeta no se vea amenazada. Se trata en cierto modo de la reconciliación entre el ser humano y los recursos naturales. Entonces, ¿de qué forma puede servir la construcción de futuros hogares al desarrollo no indiscriminado de la especie humana?

Fachadas inteligentes

Para alcanzar nuestro objetivo de desarrollo sostenible, es importante que estos edificios sigan las directrices de la arquitectura bioclimática de las casas pasivas. Pero ¿a qué nos referimos con «pasiva»?

Estas construcciones se sirven de esas pautas para alcanzar una eficiencia energética enorme, es decir, un consumo energético mínimo y la climatización natural del entorno durante todo el año sin necesidad de ningún sistema de calefacción convencional. Gracias a las casas pasivas podremos servirnos al máximo de los recursos naturales disponibles previamente en la zona y reducir nuestro gasto energético.

¿Cuáles son las pautas de la arquitectura bioclimática? Algunas de estas directrices son la orientación, la vegetación autóctona, los vientos y el asoleamiento, entre otros. Por ejemplo, es muy importante que la fachada principal del edificio esté de cara al sur —para que el sistema de placas fotovoltaicas aprovechen el sol al máximo— y, del mismo modo, que la fachada de cara al norte no disponga de ventanas, y así evitar la fuga de calor en invierno.

Una de las claves más importantes para que las futuras instalaciones faciliten un desarrollo sostenible es su fachada. Pero ¿cómo puede una fachada «ser inteligente» y ayudar al medioambiente? Aunque suene extraño, no es tan complicado como podría parecer. Por ejemplo, como ya hemos dicho anteriormente, estas fachadas podrían llevar incorporadas placas fotovoltaicas para absorber la energía solar y servirse de esta fuente limpia para una serie de utilidades, como sustituir la calefacción corriente.

Y del mismo modo en el que se sirven de la energía solar, también podrían aprovechar las aguas pluviales mediante un sistema de recuperación y depurado natural, e incorporar pequeñas turbinas eólicas.

Otra de las propiedades de estas fachadas «eco-friendly» es su sistema de ventilación, acompañado de un aislamiento —constituido por lana mineral—. Se tratan de cámaras formadas por estructuras metálicas que actúan de segunda piel del edificio. Dentro de estas cámaras se forman corrientes de aire ascendentes de forma continua —el llamado efecto chimenea—. Gracias a este sistema podremos ahorrar hasta un 40 % de energía si la comparamos con las fachadas comunes.

Domótica

Ya sabemos cómo la parte exterior de los edificios del futuro ayudarán al medioambiente pero ¿y el interior de estos hogares? ¿Cómo contribuirán al desarrollo sostenible de nuestra sociedad?

La respuesta es la domótica, un conjunto de sistemas que permiten automatizar una casa de modo que es posible gestionar el uso energético más eficiente, la seguridad, la comodidad y la comunicación. Este sistema puede estar compuesto por cables o de forma inalámbrica y, además, se puede controlar tanto desde dentro como fuera del edificio.

Por ejemplo, gracias a la domótica, podremos revisar el contenido de nuestro frigorífico o encender y apagar dispositivos electrónicos ¡desde nuestro smartphone! Pero las ventajas de la domótica no se limitan a esos pequeños detalles. Una de las principales ventajas de este futurístico sistema es el aumento de la seguridad; por ejemplo, seríamos capaces de ver y oír lo que ocurre en la casa en nuestra ausencia, disponer de alarmas de invasión y pánico o de un control de fuego y humos.

Además, otro de los beneficios más aclamados es la gestión y el ahorro energético —y por tanto económico— en las facturas de la luz y el agua, ejemplo característico de las aportaciones al desarrollo sostenible de estos hogares inteligentes.

La principal desventaja actual, además de la necesidad de democratizar los precios y avanzar tecnológicamente, es que cada fabricante tiende a desarrollar su propia plataforma para controlar los módulos de los electrodomésticos. Esto supone la necesidad de comprar todos los dispositivos de una misma compañía para gozar de la experiencia domótica al completo, sin poder elegir la mejor oferta dependiendo de cada aparato.

Jardines urbanos

Otra de las predicciones de los edificios del futuro es su habilidad para integrar la naturaleza en su arquitectura, de modo que seamos capaces de reducir el CO2 mientras disfrutamos de estar rodeados de vegetación. Con el fin de que cada hogar quede constituido como un pequeño pulmón para el ambiente viciado de las ciudades, una de las ideas es instalar jardines urbanos en las azoteas o en los espacios muertos. Pequeños oasis que empujen el avance del desarrollo sostenible.

En conclusión, los hogares inteligentes se sirven de una tecnología que, hace años, parecía sacada de la ciencia ficción. No obstante, gracias a los avances tecnológicos y a la concienciación cada vez mayor sobre el medioambiente, está más cerca de invadir nuestros hogares y mejorar la calidad del ecosistema y de nuestras vidas diarias.